Fundación la Caixa beca 8 usuarios

La Fundación la Caixa ha vuelto a becar a 8 de nuestros usuarios, personas con afecciones neurológicas, y con pocos recursos, para que puedan seguir disfrutando de las terapias ecuestres durante esta temporada, como ya ocurrió la temporada pasada.

Agradecemos la confianza de la Fundación la Caixa, que permite que estas personas continúen recibiendo estas terapias tan beneficiosas para ellas, en un momento como el actual, en el que tantas actividades están restringidas y hay pocas oportunidades para que estas personas tengan un contacto directo con animales y con la naturaleza.

Nuestros usuarios IV

Hoy os presentamos otros dos usuarios.

En estas imágenes se ve por un lado la confianza del usuario, ante un animal mucho más grande que un niño por ejemplo, o de una persona con limitaciones en la movilidad. Y por otra parte se aprecia lo pacífico que es el caballo, se le ve relajado y confiado. Aunque los monitores siempre están dispuestos y atentos, no necesitan sujetar al caballo con firmeza. Después de muchas horas de entrenamiento saben que pueden confiar en él.

La relación con el caballo solo la comprendemos basada en el respeto y la confianza.

Nuestros usuarios(III)

Cada persona tiene unas condiciones y unas necesidades diferentes. En cada caso, la capacidad de comunicación y conexión con el caballo adopta una forma diferente. Incluso depende del día, y del estado de ánimo. Respetamos esa relación. No siempre la sesión de terapia consiste en montar a caballo. En ocasiones, consideramos que un acercamiento al caballo y una conexión con el animal es suficiente, o dedicamos más tiempo a ese acercamiento y no tanto a la monta.

La relación con el caballo es muy sutil. Los caballos son muy sensibles y perciben perfectamente nuestro estado de ánimo y muchas veces observamos que se adaptan a él. A su vez, el caballo tiene una actitud y un carácter que influye en nosotros.

El caballo no nos juzga, cualquiera puede acercarse a él con una actitud amistosa y siempre será bien recibido. No necesitamos demostrar nada al caballo. Y se crea un espacio para el silencio, y la mirada, mientras nuestra mano no puede evitar rascar el cuello del animal.

Nuestros usuarios(II)

Cuando nos acercamos al caballo, lo primero que hacemos es saludarle. Dejamos que nos huela. Los caballos se reconocen por el olor.

Después le acariciamos para mostrarle que confiamos y para tranquilizarle. Y una golosina como una zanahoria siempre es bien recibida.

Están entrenados para que no se asusten de un elemento extraño como la silla de ruedas. Ya no es extraño para ellos, están acostumbrados.

Cada persona se aproxima al caballo con una actitud diferente, y el caballo, que es muy sensible y se adapta a nuestro comportamiento.

Y cuando termina la sesión, siempre nos despedimos del caballo. Como un buen amigo al que pronto volveremos a ver.

Nuestros usuarios(I)

Hoy queremos poner el foco en la experiencia que tienen nuestros usuarios. Los auténticos protagonistas de lo que hacemos.

Cuidamos mucho la relación del usuario con el caballo. Buscamos que se base en la confianza. Los caballos son extremadamente sensibles y perciben cómo nos encontramos. Adaptan su comportamiento a la persona con la que se encuentran y para ello solo es necesario darles su espacio, su tiempo para que confíen y se acerquen. A veces nos tomamos un tiempo para que nuestros usuarios simplemente sientan al caballo. Como respira, el calor, la suavidad de su pelo. Es un ser vivo.
Estar tumbados sobre el caballo, que espera pacientemente, y mientras contemplar el cielo, las nubes, sentir el aire, es para personas que necesariamente están confinadas, un regalo que no tiene precio. Y eso provoca reacciones en estas personas que no pueden sino devolver todo el afecto que les da el caballo. Es bonito ver la sonrisa y el abrazo espontáneo que provoca su presencia.

Y muchas veces, todo ello se desarrolla en un bonito silencio.