No todos los usuarios son iguales ni tienen las mismas necesidades o capacidades. Es por ello que, desde nuestra asociación, cuando proponemos terapias concretas a los pacientes, lo hacemos considerando siempre qué actividad puede ofrecerles mayor beneficio a su salud y a su bienestar general, qué pueden hacer ellos de manera independiente y qué podemos hacer nosotros para facilitar su aprovechamiento de nuestros recursos.
Por eso, nuestras terapias ecuestres no solo son actividades deportivas, psicopedagógicas o ejercicios de fisioterapia que se puedan practicar a lomos de nuestros animales. En ocasiones, los caballos pueden ser un alivio emocional, un buen compañero para mejorar la salud y el ánimo, incluso cuando los usuarios no pueden montar.
Es el caso de los pacientes neurológicos, como personas que hayan sufrido ictus o pacientes de ELA. Cuando su patología está muy avanzada, estas personas pueden desarrollar una gran rigidez muscular y limitaciones de movilidad muy graves, lo que les lleva incluso a perder la capacidad de hablar. Se trata de pacientes crónicos, con una dependencia total de sus cuidadores durante las 24 horas del día. Es por ello por lo que apenas pueden abandonar su domicilio y viven en una situación de aislamiento respecto a su entorno social, familiares, amigos y vecinos.
Acudir a nuestro centro ofrece el beneficio de estar al aire libre y en contacto con la naturaleza. Pero no solo para ellos, sino para esos cuidadores, en ocasiones sus propios familiares, que sacrifican su día a día para atender a los enfermos. Para ambos, visitar nuestras instalaciones significa compartir un momento de paz y descanso, en medio de tanto esfuerzo cotidiano.
El mayor beneficio es el que experimentan los usuarios al practicar el acercamiento al caballo. Como no gozan ya de movilidad para alcanzar el animal por sus propios medios, son nuestros fisioterapeutas quienes saben cómo tomar las manos de los pacientes y extender sus brazos de la mejor manera, para que puedan acariciarlo, sentir el calor del caballo, la textura suave de su pelaje.
Este acercamiento ante un animal tan noble y sensible como el caballo, que reacciona con docilidad ante sus emociones, es un gran alivio para los enfermos. Por primera vez en mucho tiempo, estos pacientes se encuentran ante un ser que no los juzga, que no los considera una carga. El animal se acerca a ellos con la mera voluntad de ofrecerles compañía y calor y los pacientes se sienten así confortados, invadidos por una gran serenidad.
Esta actividad es posible gracias a la ayuda que la Fundación ”la Caixa” y CajaSol otorgaron a nuestra asociación como beneficiaria de la Convocatoria Territorial Andalucía 2021.
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